Ya está preparada la preciosa piedra conmemorativa del 30 aniversario de la casa de Minas de Arditurri, que será colocada con motivo de la declaración simbólica de independencia que tendrá lugar el 5 de junio en aquel lugar. Su autor es un cantero que trabaja la piedra como nadie, con un exquisito gusto y precisión. estamos hablando de Javier Olaizola, un polifacético artísta que tiene en su haber una gran obra de piedra, pero que también experimenta estéticamente con la la propìa naturaleza, consiguiendo plasmar unas intervenciones efímeras de tremenda belleza. También es el autor del comlech que preside artiturri y que, construido en auzolan, remató con gusto y paciencia. Aquí tenéis su web, donde podéis apreciar su obra de piedra, sus intervenciones en la naturaleza y el cromlech de Arditurri.
A Jimi (Javier Olaizola) lo conocí hace muchísimo tiempo, pero en el colectivo informal que creamos alrededor del desarrollo de Anarkkerria fue él quien en 1986 se encargó de ilustrar la edición del libro y quien por primera vez plasmó un símbolo que, como la bandera mitad ikurriña y mitad pirata, tiene un ya largo recorrido y decenas de versiones. Un proyecto que continuó con la obra de teatro «Ez», que se representó una sola vez en la fábrica ocupada de Luzuriaga de Orereta, puesta en escena por el Colectivo Maite Agirre y dirigida por Marta Carlos y en donde las albokas de lasTrikipunks aullaban cabeza abajo y Jimmi ponía los ritmos con bidones, anticipando con mucho los actuales partys rítmicos; no en vano durante tiempo había tocado la batería en grupos como Krack, a quienes vi varias veces, en concreto el 1 de junio de 1985 en Donostia, en la Plaza de la Trinidad, en un concierto pro A.E.K en el que participaron RIP, Kortatu, IV Reich, Baldin Bada, Krack y Tortura Sistemática. Hoy en día Jimi es un consumado txalapartiri que ha llevado el sonido de este ancestral instrumento hasta festivales celebrados en lugares como Kuala Lumpur. Pero en el interin de este perfeccionamiento instrumental Jimi potenció el grupo Stronk, una banda de percusión increíble, que buceaba en los sonidos de tiempos remotos y era capaz de transportarte desde una fundición metalúrgica hasta la aldea más remota de Africa. Tuve una ocasión de verles en la Casa de Cultura de Lugaritz. Nunca había visto arrancar música de la piedra, con cinceles, rotaflex y todo tipo de percusiones hasta las más extrañas o impensables, además de txalapartas de piedra, madera y metal… Una pena que un proyecto tan vanguardista no pudiera consolidarse. Sus pases en las cuevas Zugarramurdi fueron espectaculares.